viernes, 1 de diciembre de 2017

EL MUNDIAL DEL BARRIO

Pues ya hemos visto el sorteo de los grupos del Mundial y nos ha quedado muy de las Delicias, de la Rondilla, de los Pajarillos, de la Victoria: resulta que en el grupo B, las selecciones de Marruecos, Portugal y España compartirán sus esperanzas. Irán será el cuarto en discordia, esperemos que no les dé a los persas por convertirse en la sorpresa y permita que las dos plazas clasificatorias se repartan por aquí. Pero a lo que iba, en muchos barrios de nuestras ciudades va a hacer más calor del habitual cuando llegue el estío. Sus calles, desde hace años, son compartidas por personas de muchas raíces pero, cosas de la vecindad, las gentes originarias de Marruecos y Portugal abundan. De esta forma, los partidos serán casi derbis, se sentirán en las calles, harán que los corazones de los barrios latan con fuerza, con sístoles y diástoles en todos los sentidos.
Es más, estos encuentros se vivirán con pasión en muchos hogares donde parejas, amigos o simples compañeros de piso, llegaron de sitios diferentes. Se darán casos en los que los padres/madres animarán a la selección del país originario y los hijos/hijas tendrán, por lo menos, el corazón dividido. Todos, eso seguro, ocurra lo que ocurra con los resultados, tendrán amigos que salgan satisfechos y otros decepcionados. Pero así es el fútbol y la vida. Nos permite alegrarnos con la alegría y sufrir con el dolor de otros.
En 2010, cuando España se impuso en el Mundial de Sudáfrica, las calles se llenaron de esos nuevos españoles felices luciendo la camisola del campeón como queriendo gritar a los cuatro vientos que ellos también eran un poco de aquí. Ellos, los que vinieron, sufren el mal del doble desarraigo: allí son de aquí, aquí se les sigue viendo como de allí. Sus hijos, incluso más: sin terminar de ser vistos como de aquí, ya no tienen nada que ver con las sociedades de origen de sus padres.
Al final, cada corazón latirá por la selección que más le atrape, pero, todos nuestros vecinos querrían que se clasificaran las tres y se alegrarán por las dos que lo hagan, aunque ninguna de ellas sea la propia.
Los ayuntamientos tienen una perfecta ocasión para organizar actividades relacionadas con los diferentes partidos de este grupo B en las que se potencie la armonía de lo diverso dentro de una sana rivalidad deportiva. A los partidos de fútbol se les llama ‘encuentros’ precisamente por eso: porque son un punto de encuentro. Puntos de encuentro como las Delicias, la Rondilla, los Pajarillos, la Victoria….

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