jueves, 23 de junio de 2016

CUANDO HAY A QUIEN LE VA PEOR

En una de estas salidas que le caracterizaban, Alfonso Guerra justificaba, allá por los primeros noventa, la pérdida de votos de su partido como una muestra de su éxito. Más o menos, que lo habían hecho tan bien que hasta los pobres, ya con su casa y su coche, se sentían ricos y que, como si fueran perros de Pavlov, el sonido de ‘su’ timbre o de ‘su’ claxon les estimulaba no sé qué glándulas que les hacía salivar hacia la derecha. Vamos, que según el insigne ‘descamisao’ nadie propugna un modelo económico redistributivo salvo que se beneficie de dicha redistribución. Una segunda lectura, aún más perversa, nos llevaría a pensar que una organización de izquierdas se encuentra en mejor disposición de ganar unas elecciones cuanto peor le vaya a la sociedad en su conjunto.

La historia, sin embargo, le da la razón solo a medias. Tal vez sea cierto que en situaciones de estabilidad exista un determinado número de personas que actúen con la lógica propuesta por Guerra. Pero también, en esos momentos, existe un mecanismo que funciona en sentido inverso por el cual muchas personas apoyan los mecanismos redistributivos aunque no se vean ellos mismos como los principales beneficiarios. Se entiende, por ejemplo, que haya una cobertura por desempleo aunque no se aviste en el horizonte el miedo a perder el trabajo. Ahora bien; cuando la situación socioeconómica amenaza a un amplio espectro de la población, surge el miedo. Y el miedo siempre comprime, arrastra a cerrarse en lo conocido a la vez que requiere dar forma a un enemigo al que se le convierte en el epítome de todos los males.   
Europa, la vieja y sebosa Europa, camina sobre esas aguas turbulentas en las que no se quiere reconocer. Como entidad va atornillando sus puertas encerrándose en sí misma; por otro lado, cada una de sus partes se refugia cada vez más en discursos nacionalistas. El referéndum británico sobre la permanencia o no en la Unión Europea es otra muestra de esta deriva. El debate no ha girado sobre lo que significa la Unión y las ventajas o desventajas de pertenecer a ella, sino que se ha cimentado con discursos identitarios en los que los emigrantes son vistos como los responsables de la situación. En otros varios países la ultraderecha va consolidando, con idénticas querencias, su posición.  O sea, que aun yendo las cosas mal, se mira a la derecha cuando existe a quien le va peor.  

Publicado en "El Norte de Castilla" el 23-6-2016

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